Desde el primer momento, Carmen tuvo claro que nos quería en su boda. Su mirada penetrante, decidida, también nos cautivó desde el principio. Por diversas circunstancias, a Raúl no pudimos conocerlo hasta tiempo después, pero es un tipo de sonrisa ancha y corazón sincero que te llega directo.
Carmen y Raúl se conocen desde hace muchos años, a través de los que han ido forjando un amor profundo y robusto como un roble. Se miran, se conocen, son cómplices. Y eso impregna cada momento, cada imagen.
¡Esperamos que lo disfrutéis tanto como nosotros!