Estos chicos son la amabilidad personificada, y como no podía ser de otra manera (vale, sí, podía ser pero no era imaginable), su boda fue encantadora. Todo empezó temprano en el imponente hotel Alfonso XIII de Sevilla, donde pudimos aprovechar todo el espacio, la luz y la calma de la suite donde Rocío, su madre y su hermana se habían relajado la noche anterior. A partir de ahí, todo fue sobre ruedas, con una peculiar homilía, el cariño de sus familiares y amigos y un grupo de música muy cañero que puso a bailar a todo el mundo.
Esperamos haber conseguido reflejar una parte de las emociones vividas durante ese día tan agradable.