El componente mas importante de la camara son los 30 cm detras de ella.
Ansel Adams
Eso decía uno de los mejores fotógrafos paisajísticos, y sin duda el más conocido por sus impactantes blancos y negros. Sin ánimo de contradecir al gran maestro, creemos que lo importante sucede justo delante del objetivo, pero oculto a una mirada superficial. El motivo es que nos dedicamos a un tipo de fotografía totalmente distinto, donde el alma de cada fotografía, que surge de repente y dura un suspiro, pertenece a las personas retratadas. Nuestra habilidad está en captar esos momentos y evitar que se pierdan.
Se diría que son los novios quienes están más nerviosos el día de la boda, y posiblemente es cierto. Pero aunque los fotógrafos solemos aparentar una calma pétrea, a veces también estamos nerviosos. Si estuviéramos demasiado relajados, quizá nos perderíamos parte de la historia, que es irrepetible. Hoy nos gustaría contaros cómo se vive una boda detrás de los 30 centímetros que hay tras la cámara.
En los meses previos a la boda, aprovechamos para conoceros, si es posible en una sesión de preboda. No obstante, entendemos que a todas las parejas no les gustan y por ello es algo opcional. Si no hay preboda, os invitamos a un café para charlar y entender vuestros gustos, preferencias e inquietudes en un ambiente distendido. Además, si es necesario, visitamos con vosotros el lugar donde queréis el reportaje de exteriores o el lugar de celebración para que nos contéis vuestras ideas.
Lo primero que hacemos, aproximadamente una semana antes de la boda, es planificar todos los desplazamientos, los posibles lugares de aparcamiento y los tiempos entre cada ubicación. De esa manera nos aseguramos de estar en cada lugar en el instante preciso. Si hay alguno que no conozcamos, o en el que no hemos estado hace tiempo, nos acercamos a las horas adecuadas para medir luces, comprobar encuadres y tener en cuenta cualquier detalle de interés. Todo ello sin contar las primeras tomas de contacto con vosotros, entre las que cabe destacar la preboda.
El día antes de la boda revisamos a conciencia los equipos (cuerpos de cámara, objetivos, flashes, tarjetas…), recargamos las baterías y las pilas (de los flashes y propias :) y repasamos, una vez más, todos los detalles importantes.
Ya el día de la boda, siempre que deseéis el reportaje mientras os arregláis, estamos allí desde el primer momento para captar el ambiente, las miradas, la tensión encubierta. Cuando terminamos, y siempre con el tiempo pisándonos los talones, nos movemos rápidamente al lugar de celebración para llegar antes que vosotros. Allí aprovechamos el hecho de pasar desapercibidos para retratar a los invitados mientras os esperan, pero sin dejar pasar el momento de vuestra llegada.
A partir de ahí todo es vertiginoso. Hay bodas más rápidas que otras, y no podemos acomodarnos. Nos gusta recoger el máximo detalle de todos los episodios del día.
Desde que os veis por primera vez ese día, tenemos que fotografiar muchísimas escenas: lecturas, primeros planos vuestros, de los padrinos y testigos, planos generales del emplazamiento, el “sí, quiero”, los anillos y arras, la comunión si es una ceremonia religiosa, las firmas, las obligadas fotografías de grupo, el arroz o los pétalos o todo a la vez, las felicitaciones de vuestros invitados, vuestra entrada en el coche y todo lo que pueda suceder de imprevisto.
Lo siguiente es el reportaje de exteriores, ya sea en un lugar que os guste o en el propio lugar de celebración. Normalmente, estas fotografías son más relajadas, similares a una preboda. Siempre intentamos que os olvidéis de nosotros y os dejamos a vuestro aire para que tengáis esos ansiados momentos de intimidad que propician retratos más naturales.
Muchas parejas, sin embargo, optan por estar con sus invitados desde el primer momento, lo cual es también muy recomendable porque aprovecháis mejor el tiempo en compañía de los vuestros.
Durante los canapés, intentamos reflejarlo todo con el mayor nivel de detalle, y tenemos muy buenas ocasiones para sacar partido de la espontaneidad, especialmente si se desarrollan al aire libre.
Esto da paso al baile, que cada vez tiene más variaciones, a cada cual más imaginativa y enriquecedora para el reportaje. Tras los cuatro o cinco minutos de miradas sobre vosotros, se suceden momentos divertidos, de cambios, giros y risas.
Y un poco antes o un poco después, da comienzo la barra libre, y todo se desata. Nosotros debemos tener cuidado con las luces artificiales (o la carencia de ella), el humo y los invitados, a los que no nos gusta molestar mientras hacemos nuestro trabajo.
Aproximadamente una hora después, nos despedimos de vosotros, os volvemos a dar la enhorabuena y nos marchamos.
Boda de día o de noche, nunca nos vamos a dormir sin haber realizado una copia de seguridad de todas las tarjetas en dos discos externos. Y todavía no habremos terminado. Por delante quedarán algunas jornadas de revisión, procesado y maquetación de las fotografías, gestiones con el laboratorio y algunas reuniones más con vosotros.
Son muchas horas y nervios, pero sobre todo grandes satisfacciones. El tiempo que pasamos con nuestros clientes nunca nos pesa. Quizá por eso siempre logramos sacaros una sonrisa.