En el mundo de la fotografía se da una circunstancia curiosa, y es que hay un abundante número de fotógrafos clandestinos, es decir que no están dados de alta. Esto, que aparentemente no afecta a los clientes, es una cuestión importante a la hora de tomar una decisión. Está claro que quien no paga sus impuestos, al jugar con otras reglas, tiene un margen mucho mayor para bajar los precios, y esto es un beneficio directo para las parejas. Si todo va bien y no hay ningún tipo de problema en el transcurso del reportaje y de la entrega del trabajo, podría considerarse un chollo. ¿Pero qué sucede cuando surge un desacuerdo y queréis reclamar lo que, por derecho, os corresponde?
En primer lugar, es probable que no hayáis firmado un contrato, de manera que la vinculación legal es prácticamente nula. Pero en caso de que ese contrato exista, la capacidad de respuesta de un particular no es comparable a la de una empresa (ya sea con personalidad física o jurídica), pudiendo darse el caso de que se declare insolvente y no pueda resarciros de ninguna manera.
Otra aspecto a tener en cuenta es que los profesionales regularizados tienen acceso a una gama de productos que no está al alcance de los particulares, por lo que la calidad final de sus productos y servicios siempre será inferior.
Sin duda, hay que ser muy arrojado para dejar en manos de alguien así un trabajo tan único e importante como el reportaje de boda. Aprovechamos el inciso para aclarar que en ningún caso nos referimos a los aficionados que, con toda su buena intención, hacen el favor a los novios de cubrir su boda, ya que no cobran por ello.
Hay quien opina que este tipo de artículos son un ataque injustificado a compañeros de profesión. En realidad, no se puede considerar ni compañero ni profesional a una persona que actúa de manera clandestina y poco solidaria con el resto de contribuyentes, aún más en una situación tan delicada como la que atravesamos. Son ellos quienes perjudican a la profesión y distorsionan el mercado, provocando, en ocasiones, que quienes tienen todos los papeles en regla tengan que colgar las botas y dedicarse a otra cosa.