Le estamos muy agradecidos a Inma y Alberto. No solo porque son majísimos y nos permitieron estar con ellos en su boda, el día más importante de sus vidas. Sino también porque somos conscientes de que hicieron un esfuerzo porque les gustaba nuestro trabajo y querían que estuviéramos ahí ese día. Esa reciprocidad se nota.
Ese cariño en las decisiones que se toman es el mismo que le ponemos nosotros al hacer nuestro trabajo. Y aunque la espontaneidad de cada momento juega un papel fundamental en el resultado, esa empatía es la que abre el camino a estas preciosas historias que tan orgullosamente os contamos aquí.
Os dejamos con los momentos de esta boda radiante y divertida: