El amor no conoce de distancias, ni de diferencias en las tradiciones. El amor no entiende de Norte o Sur. Por eso, Ibán y Belén encontraron el amor y unieron, con él, Andalucía y Euskadi en la luminosa iglesia de El Salvador de Sevilla. Un novio manteado, un fugaz y precioso reportaje en la Plaza de España, una coreografía ejecutada al milímetro y fuegos artificiales. ¿Qué más se le puede pedir a una boda?
Esperamos que la disfrutéis tanto como nosotros.