Desde Grecia hasta Sevilla, pasando por los Países Bajos. Ese es el trasfondo de esta pareja encantadora con la que recorrimos el Real Alcázar de Sevilla hasta que nos echaron, literalmente (era la hora de cierre :). Por nosotros, nos hubiéramos quedado lo que quedaba del día.
Nos gustan las postbodas diferentes, sencillas y elegantes. Y este reportaje tiene todo eso y mucho más. Tiene ternura, pasión y romanticismo. Es difícil no enamorarse del magnetismo que desprenden mientras se abrazan, de la bondad que hay tras su mirada, del cabello de fuego de Sofia. Por cierto, Sofia es una estupenda bailarina. A ver si lo adivináis por alguna foto.
Esperamos que disfrutéis de esta postboda tanto como nosotros.
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