Blanca y Miguel (sobre todo Miguel) estaban muy nerviosos justo antes de comenzar su preboda. Entre todos hicimos la magia que siempre sucede cuando las personas conectamos, y tras un ratillo de charla calmada, empezamos una sesión que fue mejorando conforme pasaban los minutos.
Las imágenes siempre hablan de sí mismas mejor que nosotros. Pero es difícil no sumergirse en el profundo amor que conecta a Blanca y a Miguel en cada una de sus miradas, en todas sus caricias, en las risas compartidas incluso con los chistes malos.
Chicos, quedamos en que nos tenemos que ver más veces y os tomamos la palabra. ¡Mañana ya es tarde!
¡Gracias por ser como sois!