Sentirse como en casa no es algo que suceda solo en un lugar. De hecho, lo habitual es que no te sientas como en casa por el lugar, sino por las personas con las que lo compartes. Eso es lo que nosotros sentimos, desde el minuto uno, con Alejandro y Esperanza. Son personas que hablan con la mirada (sobre todo Esperanza, con esos ojazos). Personas francas, sin dobleces, con la sonrisa de la vida en los labios y en los gestos.
Las prebodas, como ya os hemos contado muchas veces, tienen muchos fines. Uno de ellos es conocer a las personas a las que vamos a retratar. Conocer su historia, como pareja y como individuos. Su pasado, su infancia, sus deseos. La preboda de Alejandro y Esperanza nos llevó por tres lugares diferentes. Y a lo largo de ese camino, de esas tres paradas, los fuimos conociendo un poco más, y les fuimos cogiendo más cariño.
Aquí tenéis la primera etapa del reportaje: el Castillo de Alcalá de Guadaíra, un lugar cargado de historia, de sensaciones y de una paz que te aísla de todo.
Podéis ver la segunda parte haciendo clic aquí.