La primera vez que nos vimos, Carlos y Rocío nos dijeron que les encantaban nuestras fotos, lo cual, sumado a la idea que tenían para su preboda, elevaba el nivel del reto para su preboda. Nos pidieron un sabor muy concreto para su reportaje, algo rústico y árido. Teniendo en cuenta que las parejas con las que trabajamos siempre tienen una personalidad llamativa, el escenario no suele ser importante. Ayuda, pero no es crucial. En este caso sí lo era. Y por lo que nos han dicho ellos mismos, lo hemos conseguido.
Disfrutamos de una tarde muy agradable, con algunas nubes que cubrían el sol parcialmente. Ya al final, cuando parecía que el reportaje tocaba a su fin, las nubes se retiraron y surgió un sol dorado impresionante. ¿Cómo no aprovecharlo para adornar el amor de estos dos chicos inteligentes y agudos? En nada estaremos en su boda. Contamos las horas porque estamos deseando volver a verlos.