Hemos parado para tomarnos un café y nos ha venido a la memoria la boda de Antonio y Conchi, que no sólo fue divertidísima, sino que estuvo llena de sorpresas y emoción a lo Misión Imposible. Sí, porque Conchi ya había llegado a la iglesia y del cura, ni rastro. Así que tuvo que darse una vuelta en coche mientras lo encontraban.
Al parecer, al pobre hombre se le había ido el santo al cielo, y llegó azoradísimo a la iglesia. Ya después de la ceremonia, hablando con los novios, nos confesaron que no se habían puesto nerviosos porque, de no haber llegado el cura, le habrían pedido a un amigo, que es actor, que pronunciara unas palabras y habrían formalizado los papeles otro día.
Con personas así de alegres, resueltas y positivas, es un gustazo, ¿verdad?
Si queréis ver un resumen de su boda, aquí lo tenéis.